Bajo la frase “febrero mes del amor y la amistad” los espacios mediáticos tratan de enganchar a más de una y uno, con algún producto comercial. Incluso, es tanta la motivación subliminal que si no compra y regala “algo” el 14 de febrero lo hacen sentir mal. Es decir, San Valentín se convirtió en el santo de la comercialización.
Según la hagiografía (historia de la vida de los santos) existieron ocho santos que tuvieron el nombre de Valentín. Sin embargo, solo dos de ellos destacaron dentro del panteón cristiano: un médico-sacerdote romano y un obispo de Terni, ambos italianos. El primero lo decapitaron en el año 270 d. C. y el segundo, fue ejecutado después de 273. Curiosamente ambos el 14 de febrero.
En el caso del médico-sacerdote su muerte se debió por haber casado a varias parejas mediante el rito cristiano y contravenir un mandato de prohibición gubernamental. Cuenta la leyenda que antes de ser sacrificado, estuvo largo tiempo en prisión, tiempo en que conoció a la hija de su carcelero, siendo tan grande su amor por ella que buscó la manera de enviarle un sinnúmero de mensajes donde le expresaba su amor, mismos que firmaba utilizando la frase: “de tu Valentín”. En cuanto al segundo no existen referencias suficientes de él, de tal manera se cree que fue el mismo médico-sacerdote con fecha de ejecución equivocada.
No obstante, el relato hace énfasis a los mensajes de amor enviados a la persona amada, que a la postre se hicieron muy representativos en la vida cotidiana de los enamorados. No se sabe exactamente cuándo comenzó la costumbre de enviar cartas o tarjetas amorosas, aunque algunos afirman que para el siglo XVII en Inglaterra ya se realizaba con gran auge. Por ello, el Lord Protector del Reino Unido, Oliverio Cromwell, prohibió su envío por considerarlas inmorales. Afortunadamente su sucesor Carlos II quien tenía una mentalidad menos moralista, reabrió el permiso para seguir enviándolas.
En Inglaterra para ese momento, no existían las tarjetas comerciales, así que cada persona las elaboraba de acuerdo a su imaginación y gusto. Muchas de ellas tenían un contenido tomado de escritores clásicos, donde destacaban alusiones a Venus (diosa del amor, belleza y fertilidad) y de su hijo Cupido. A este último se le representa como un niño alado, armado con arco y flechas y con los ojos vendados, simbolizando el amor ciego y capaz de vencer a todos.
Por otro lado, los ingleses representaban el sentimiento de amor mediante la imagen de palomas, según algunos poetas del siglo XVIII el 14 de febrero se aparean al presagiar la llegada de la primavera. Debido a ello, fueron utilizadas como la imagen de amor y ternura en las tarjetas o regalos el día de San Valentín.
Para 1850 los Estados Unidos retoma la tradición de los ingleses en cuanto a enviar tarjetas. Es Esther Howland originaria Massachussets quien, artesanalmente imprime a las tarjetas un sello artístico y sentimental. Para 1870 el caricaturista Charles J. Howard, también de Estados Unidos, creó las primeras tarjetas humorísticas en alusión al día de San Valentín.
Para no variar en la influencia de EU sobre México, además de las tarjetas, nos han enviado un sinnúmero de regalos mediante el arte Kitsch (modalidad cursi del arte popular estadounidense) a través de chocolates, globos, galletas, paletas de dulce, entre otros productos más.
Otro elemento significativo y utilizado para representar el amor por alguien, es el corazón. Al respecto, son los egipcios quienes al suponer que las pasiones humanas se albergan en el corazón humano, crean la frase: ¡te amo con todo el corazón! Sin embargo, los babilonios (habitantes de Babilonia, ciudad amurallada que fue considerada un importante centro de comercio, arte y aprendizaje, durante el siglo VII a. C. y se ubicó a 100 km. aproximadamente de la ciudad de Bagdad en Irak -Wikipedia-) consideraban al hígado como el órgano impulsor del amor; y al corazón, lo contemplaban como el motor de la memoria, la inteligencia y el valor, por lo tanto, seguramente decían: ¡te amo con todo el hígado!
En el territorio mesoamericano para antes de la llegada de los españoles, los grupos prehispánicos partían de una concepción anímica: el tonalli. Según Gonzalo Aguirre Beltrán, lo ubicaban en la cabeza de los individuos, ya que de ahí partían los sentimientos. Así mismo, concebían al corazón como el lugar donde residía el pensamiento y en el hígado, las pasiones.
A la fecha, conmemorar a San Valentín se ha convertido en dar rienda suelta al amor y amistad a través de la mercadotecnia, lo simbólico del festejo se traduce en algún producto y ya, o… ¿Usted qué opina?
Nota. Se tomaron referencia históricas del libro: “Tiempo Sagrado” de Teresa E. Rohde. Editorial Planeta. 1990, México. Así como de Wikipedia.