El Homo Sapiens nuestro ancestro inmediato quien, según datos arqueológicos, antropológicos e históricos, inició el proceso de perfeccionamiento del lenguaje a partir de la emisión de sonidos naturales sin un sentido claro y consiente. Cuando articuló sonidos creó palabras que, al ser compartidas, originaron una lengua y con ello, pudieron expresarse y comunicarse entre sí: naciendo el lenguaje.
Después de emitir palabras con significación, producto de un desarrollo cerebral y de raciocinio, el humano pudo generar un sistema de signos gráficos: la escritura. Llegando a ser dos, lengua oral y escritura, elementos determinantes para pasar de la etapa prehistórica a la histórica. Es decir, se inició un proceso que ha llevado a la especie humana a mejorar sus condiciones de vida, conocimientos y descubrimiento en diversas áreas cognitivas.
La lingüística, es la ciencia que se encarga de estudiar el origen, evolución y estructura del lenguaje; además, da a conocer las normas que rigen las lenguas, organización, características y evolución de las mismas. Según Miguel León Portilla: “sobresalen la lingüística comparada y la glotocronología. La primera, permite reconstruir aspectos del léxico, la estructura y la fonología de determinadas lenguas… [detectando] la existencia de [diversas] familias lingüísticas. La segunda, se dirige a precisar los tiempos de separación de determinadas lenguas, a partir de una protolengua [periodo de transición] original”. Ambas, han permitido dejar atrás a diversos mitos sobre el origen y desarrollo de las lenguas, uno de ellos el principio divino.
Aunado a lo anterior, destacan tres científicos que hicieron grandes aportaciones en el campo de la lingüística. Uno fue Sir Williams Jones (1746-1794) quien creó la lingüística comparada que consistió en constatar la gran relación que tenía el sánscrito (lengua indoeuropea que fue utilizada para realizar los libros sagrados del brahmanismo durante los siglos XV y X a. C. en la India) con el griego y latín, y de ellas con un gran número de lenguas. Otro fue Lorenzo Hervás (1735-1809), quien identificó un inmenso universo lingüístico, planteándose la necesidad de encontrar la lengua origen a partir de clasificar las lenguas en grupos, familias, troncos y ramas. Uno más fue Guillermo de Humboldt (1767-1835) quien diseñó la teoría sobre la relación lengua y cultura, misma que fue el antecedente de la lingüística antropológica. En ella estableció un nuevo tipo lingüístico, el de las lenguas incorporadas. Cabe señalar que su propuesta partió del conocimiento que tuvo de las lenguas americanas, entre ellas la de los pueblos mesoamericanos, (información proporcionada por los misioneros españoles). La aportación de sus estudios e investigaciones lingüísticas dieron pauta a conocer la protohistoria (periodo de transición entre la prehistoria y la historia) de las diversas culturas humanas.
Por otra parte, el investigador Leonardo Manrique (1934-2003) utilizó los métodos de la lingüística comparada y glotocronología para discurrir (pensar o reflexionar) sobre algunas lenguas que se hablaron en Mesoamérica desde el preclásico al posclásico: (Preclásico 2500 a.C.-300 d.C.; Clásico 300 d.C.-900 d.C.; Posclásico 900 d.C.-1519 d.C.) Dándonos a conocer de una manera sencilla, cómo se fueron conformando los topónimos (nombres propios de un territorio o de un lugar). El mismo autor, apoyado por la epigrafía (ciencia que estudia las inscripciones o los escritos antiguos grabados en una superficie dura) contribuyó a revelar como se registraron glíficamente (escritura a partir de glifos que representan personajes, animales, etc. y pueden ser pictográficos e ideográficos cargados de adornos arquitectónicos o glifos) cualquier topónimo en piedra, pintura mural, papel amate, cerámica, etc. Sin duda, su aportación permitió un amplio conocimiento de la cultura mesoamericana.
A la par, Mauricio Swadesh (1909-1967) fue quien definió el lenguaje como: “un instrumento de comunicación entre los hombres”, asegurando: “es demasiado complicado para que sea manejado por cualquier otra especie”. A través del tiempo se han desarrollado multitud de lenguas, destacando las que el propio Swadesh ha llamado lenguas de civilización: español, inglés, ruso, árabe, chino y
japones. Sin embargo, el propio autor destaca: “El léxico de cada lengua es un conjunto de vocabularios especiales correspondientes a la vida común… que, por cierto, coinciden en parte, pero que tienen muchas diferencias… cada lengua tiene una gran relación entre ellas, pero a su vez, poseen sus propias particularidades… estas particularidades y diferencias nos permiten conocer la amplia y compleja cultura de los grupos sociales”.
En México se hablan 68 lenguas originarias pertenecientes a 11 familias lingüísticas, de las cuales se derivan más de 364 variantes. Nuestro país es uno de los 10 a nivel mundial donde existen más lenguas originales: India (400), Brasil (234), Nigeria (515), Camerún (286), Indonesia (731), Nueva Guinea (832), Australia (268), China (301) y Estados Unidos (420).
También es importante señalar que existen en México, lenguas por desaparecer: Awakateko, Tuzanteco, Ayapaneco, Cakchiquel, Cochimi, Paipai, Cucapá y Kumiai que tienen de 3 a 20 personas hablantes cada una de ellas. Las causas de su desaparición: una educación colonialista, reparto injusto de la riqueza, narcotráfico, entre otros.
En el estado de Tlaxcala pasa algo similar; las lenguas indígenas que se hablan: náhuatl, otomí y totonaco (por migración) están desapareciendo. Los esfuerzos que hace el gobierno del Estado, la Secretaría de Educación Pública y otras dependencias, han faltado desde mi perspectiva en: respeto a la diversidad cultural; valoración del multilingüismo; conformación de una estructura material y humana de acuerdo a las necesidades que los propios del lugar determinen; desaparecer la estigmatización; reparto equitativo de la riqueza; respeto a su territorio, gobierno, tradiciones, costumbres y a sus valores como pueblos con historia propia.
En resumen, el lenguaje oral con la escritura ha conformado un sistema de comunicación altamente desarrollado. Permitiendo un amplio y complejo intercambio de información, aprendizaje e identidad. Es tiempo de valorar las
lenguas de los pueblos originales y del propio español (castellano) aunque nos lo hayan impuesto. Si bien el ser bilingüe, trilingüe o políglota es respetable, no justifica el darles mayor valor a las lenguas extranjeras. Desgraciadamente un gran número de personas piensan que utilizar en su léxico palabras o frases de otras lenguas les otorga un mayor “caché” social, olvidándose de que el español-mexicano (como algunos le dicen después de 500 años de su práctica) es tan importante en su estructura, esencia y simbolismo o… ¿Usted qué opina?
PD. El parque “La Ribereña” ha sido todo un acierto del gobierno del estado tlaxcalteca, del Ayuntamiento de San Juan Totolac y del Ing. José Luis Hernández Martínez presidente de comunidad de la Candelaria Teotlalpan. Este último se ha encargado después de que fue inaugurado, de promoverlo, darle mantenimiento y realizar actividades lúdicas familiares y no lo hace solo. Su liderazgo es notable.