23 / Nov / 2023 | Opinión

VACÍOS

“Entre la vida y la muerte”

Dr. Francisco Jiménez Campos

“EL AMOR A LA VIDA”

Es difícil que un ser humano quiera morir cuando la vida le sonríe, cuando todo alrededor es hermoso, cuando su mejor acompañante es su salud, cuando tiene el cariño de la gente, cuando tiene lo necesario para su sustento, cuando tiene grandes proyectos en cualquier ámbito de la naturaleza humana, por esta razón ama la vida y quisiera seguir gozándola por toda una eternidad.

“MUERTO EN VIDA”

Se puede estar muerto dentro de tu propia vida cuando tu avaricia por lo material te ha llenado de lujos y comodidades a costa del sufrimiento y explotación desmedida de seres humanos. Lejos, muy lejos de sentir compasión y amor, sólo se llenan de egoísmo, se conducen pensando que son admirados, viendo de lejos a la gente y temiendo que se le acerquen porque le pueden quitar un pedazo de polvo que también es de su propiedad.

Se sienten dueños de todo aquello que los rodea y sufren por lo que no han podido obtener, siempre tienen hambre de más y más, lo cual los hace insaciables, esta hambre por todo, les crea un vacío que no puede ser llenado por nada, sintiéndose muertos dentro de su propia vida.

“EL AMOR A LA MUERTE”

Cuántas veces hemos manifestado el rechazo absoluto a la muerte, por considerarla como el final. Cuántas veces pedimos a Dios que nos aleje de ella, que no permita que se nos acerque, como si la muerte fuera lo peor que existe.

La forma de pensar de los seres humanos siempre va a depender del momento y la forma como estas viviendo, si se es joven y tu mejor aliado es tu salud, difícilmente piensas en la muerte y la ves como algo muy lejano, mala y quizá inexistente.

Sin embargo, todo este pensamiento cambia cuando tus muchos años te han llenado de múltiples enfermedades hoy llamadas elegantemente “Enfermedades Crónico-Degenerativas, cuando amaneces con dolor y duermes con dolor, cuando estas postrado en silla de ruedas, cuando tienes insuficiencia renal y la necesidad de diálisis frecuentes, Todo esto te hace perder el interés por la vida y ves a la muerte con apasionamiento y sin miedo, queriendo que llegue lo antes posible, la llamas y parece esconderse, el dolor y sufrimiento que vas acumulando es tan grande que fácilmente rebasa el tamaño de cualquier ciudad pequeña.

¿Debemos conformarnos los médicos con sólo mirar y rezar porque el final de nuestro paciente llegue pronto? O debemos actuar, ya que las herramientas y conocimientos para mitigar un dolor lo tiene cualquier médico sin importar su especialidad.

El mirar el sufrimiento no es humano, te convierte en sádico, por esta razón pienso que sin importar leyes y religiones, el médico debe tener la iniciativa de aligerar y adelantar la partida de cada paciente que solo espera ese momento para descansar de una vida con dolor y sin ninguna posibilidad de vivir con calidad.

Por todo lo anterior, si el médico busca siempre el beneficio de la salud de su paciente igualmente debe buscar el beneficio de una muerte con dignidad, sin dolor y sin sufrimiento.

¿Qué, acaso Dios se opone o se molesta cuando algún paciente en estado crítico recibe como parte de su tratamiento derivados de la morfina para mitigar su dolor?

¿Qué, acaso Dios va a castigar a los médicos por brindarle medicamentos a nuestro paciente que le permita una sensación de plenitud y tranquilidad, buscando con esto un desenlace que lo lleve a una muerte agradable?.

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