La madre de una alumna de la Escuela Secundaria Técnica No. 33, ubicada en San Jorge Tezoquipan, pidió a las autoridades autoridades educativas que implementen un Protocolo Berenice en las escuelas estatales para garantizar a las niñas, niños y adolescentes con discapacidad el acceso a la educación con condiciones dignas, ya que actualmente carecen de esos espacios.

La madre afectada, quien participó en la movilización ciudadana del domingo 9 de octubre en la ciudad de Tlaxcala, señaló a la directora de esa escuela secundaria de haber ejercido violencia y atentar contra los derechos humanos de su hija, quien padece raquitismo y que, desde los dos años de edad, ha sido sometida a ocho cirugías y tres cambios de aparatos ortopédicos. 

Añadió que la condición de la niña no implica una limitante para que la menor asista a la escuela y continúe con sus estudios; pero la directora ha insistido en que la estudiante tome clases a distancia y ha pedido que se le extienda un certificado de que no puede continuar con sus estudios de esta manera.

«Citlalli Alonso Baños (directora de la escuela) la discriminó por tener una enfermedad congénita, la cual le causa una discapacidad; le negaba la educación secundaria. La denuncié a Derechos Humanos y como represalia le mandaba tomar fotos, manipulando a otros docentes. Como le ponen fijadores en las tibias, tiene que llevar short, no puede llevar el uniforme y ella le mandó a sacar unas fotos con un bibliotecario y argumentó que mi hija sacaba la morbosidad de los niños por ir así», explicó la madre de la menor de edad.

Agregó que por esos hechos ya hay expedientes abiertos ante la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), el Sistema Estatal para el Desarrollo Estatal de la Familia (SEDIF), la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), y la propia Unidad de Servicios Educativos de Tlaxcala (USET), cuyo titular -Homero Meneses Hernández- se comprometió a implementar un Protocolo Berenice en favor de la niña y de otros infantes en situaciones similares para que puedan acceder plenamente a la educación, sin que hasta el momento se haya hecho una realidad.

«Mi hija tiene un daño irreversible moralmente, emocionalmente porque fue una lucha de un año para que estudiara en esa institución, hasta el momento no han cumplido con una carta compromiso que ellos me firmaron», finalizó la mujer