18 / Ene / 2024 | Estado, Justicia, La del día

Preocupa a defensores de derechos humanos que en Tlaxcala el tráfico de personas esté aumentando

Piden a las autoridades y funcionarios que se abstengan de toda práctica que utilice a las personas migrantes con otros fines y protagonismos

En un comunicado conjunto, la Pastoral del migrante de la Diócesis de Tlaxcala y el Albergue “La Sagrada Familia” A.C., manifestaron su preocupación por el hecho de que en Tlaxcala el delito de tráfico de personas se esté dimensionado, esto luego de que el pasado fin de semana, 726 personas migrantes fueron rescatadas de una bodega localizada en San Antonio Cuaxomulco, a las que se suman las  más de mil 150 que en 2023 también fueron localizadas en diferentes municipios de la entidad.    

“Tristemente constatamos que en los últimos años se ha agravado la violencia que las personas migrantes enfrentan durante su tránsito por nuestra entidad”, y señalaron su indignación por “el ultraje, las condiciones crueles, inhumanas y degradantes en las que son movilizadas las personas, poniendo en riesgo su integridad al quedar expuestas a la perpetración de delitos como el secuestro, la trata de personas, la explotación sexual infantil y la desaparición de personas”.

Las organizaciones señalaron que las personas migrantes, al tratar de evadir los controles migratorios instalados en diversos municipios de la entidad, son captadas por grupos de tráfico de personas y que acciones como la detención migratoria implementada por el Instituto Nacional de Migración (INM), además de la prohibición de los guardias de seguridad del tren para que las personas no lo aborden están forzando a las personas a exponerse y ser víctimas de dicho delito.

Al considerar que la línea divisoria entre la migración y el tráfico de personas “puede ser en ocasiones muy sutil”, exhortaron a las autoridades a mantenerse en el cumplimiento de sus funciones para garantizar la seguridad de todas las personas, incluidas las personas en movilidad, bajo estricto apego a la ley para proteger, promover y respetar los derechos humanos de todas las personas. 

“Pedimos a las autoridades y funcionarios que se abstengan de toda práctica que utilice a las personas migrantes con otros fines y protagonismos. Y que el combate al tráfico de personas no se utilice como justificación para endurecer las prácticas de detención migratoria”.

También pidieron  que en las acciones que implementen los tres órdenes de gobierno para atender hechos de esta naturaleza se privilegie la seguridad y la vida de las personas migrantes víctimas de estos delitos. 

“Es imprescindible que las autoridades reconozcan sin dilación la condición de víctima de delito a las personas migrantes rescatadas en circunstancias de tráfico o de otros delitos, pues este reconocimiento es una condición determinante para que puedan acceder a otros derechos que les asisten como el derecho a la justicia, a la no devolución y al reconocimiento de la condición de refugiado, a la protección del interés superior de niñas, niños y adolescentes, a la no repetición, a la reparación del daño y a la regularización de su estancia por su condición de víctimas de delito”. 

Señalaron que cuando las autoridades regresan a las personas a su país de origen de manera inmediata, las dejan en indefensión y obstaculiza la posibilidad de investigar y castigar estos actos, así como reparar los daños a las víctimas y sobre todo no contribuye a la no repetición, manteniéndose estos hechos en impunidad. 

Por ello “es indispensable que la opinión pública sea informada de forma correcta, incluso para prevenir miedos injustificados y especulaciones a consta de las personas migrantes, insistimos en la importancia de evitar criminalizar, estigmatizar y revictimizar a las personas que resultan aseguradas o rescatadas”.

Exhortamos a las comunidades de nuestra diócesis para que, ante el dolor y la tragedia humanitaria que trae consigo de la migración forzada, miren y traten con respeto, dignidad y misericordia a nuestros hermanos migrantes; sólo así podremos avanzar en la construcción de una sociedad tlaxcalteca cada vez menos excluyente, más solidaria y hospitalaria.

Es urgente que gobierno y sociedad emprendamos acciones comunitarias de prevención de éste y otros delitos, para evitar que nuestras comunidades consientan o se involucren en estas prácticas delictivas; y, por el contrario, se fomenten comunidades de protección y acogida.

Conscientes de que “cada ser humano que se ve obligado a dejar su patria en busca de un futuro mejor, el Señor lo confía al amor maternal de la iglesia”, refrendamos nuestra labor pastoral caminando con los migrantes y refugiados; y, expresamos nuestra disposición para seguir sumando esfuerzos con las autoridades de nuestro estado y la sociedad tlaxcalteca para hacer de nuestras comunidades lugares de acogida, protección, promoción e integración de personas migrantes.

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