Javier González Corona
Reza un refrán: “de músico, poeta y loco, todos tenemos un poco” y nos da entender que las personas no siempre actúan de manera racional, menos cuando ostentan poder político y económico. Es decir, pierden la cordura y se vuelven insoportables, a tal grado que se tornan peligrosos, un ejemplo, el nuevo presidente de los EU.
Rodeado y ovacionado por millonarios, multimillonarios y personajes de ultraderecha, algunos de ellos formando parte de su gabinete; el magnate Donald Trump juró -por segunda ocasión- el 20 de enero de 2025 como presidente del vecino país del norte, mostrando sin inmutarse una actitud despótica, altanera, egocéntrica y narcisista.
En su primer discurso mostró que no está hecho para la cordialidad, hermandad, colaboración, unión, respeto y peor aún, para la paz mundial. Incluso las frases que utilizó con tintes intimidantes, agresivas, prepotentes, altaneras, autoritarias y contradictorias, hicieron recordar al paranoico Adolfo Hitler. Trump no ha reflexionado ni entendido que los tiempos han cambiado y la concepción del mundo es otra.
Históricamente es innegable que las elecciones democráticas de los Estados Unidos fueron en su momento, una de las más destacadas a nivel mundial, empero, a la fecha se han convertido en una de las más obsoletas incluso, la toma de protesta y juramento como mandatario se ha quedado rezagada con la nueva concepción de democracia y laicismo. Bueno, le sirvió al ya presidente, para expresar con un excesivo narcisismo: “Dios salvó mi vida por una razón: para volver hacer de los Estados Unidos una nueva era y una nueva nación más grande”.
Sus propuestas de incrementar aranceles; repatriar y bloquear a los migrantes; recuperar y/o mantener el poder económico mundial (los chinos no tardan en quitárselo) a costa de cualquier cosa; su jactancia belicista; considerar a los carteles mexicanos como grupos terroristas; insistir con su intervencionismo; cambiar el nombre al Golfo de México con fines de apropiación de hidrocarburos; desplegar fuerzas militares en la frontera con México; desconocer a cualquier otro género que no sea masculino y femenino; entre otras detestables propuestas, nos hacen reflexionar y preguntarnos: ¿Así corresponden los de ultraderecha los principios religiosos?
En Estados Unidos existen varios partidos políticos: Partido de la Constitución, Partido Socialismo y Liberación, Partido Socialista EUA, entre otros, sin embargo, quienes mantienen la hegemonía política son: Demócrata y Republicano. Ambos presentan pocas diferencias ideológicas, teniendo como principal objetivo lograr el poder por el poder mismo, dentro y fuera de su país. Muy poco les importa la pobreza o problemas de los demás países, lo que sí les interesa son los bienes naturales de éstos; continuar creando problemas sociales, económicos y políticos, para después, hipócritamente, ejecutar intervenciones “pacifistas”. En México es lo que pretenden.
Trump después de terminar su carrera en economía, se responsabilizó de la empresa privada familiar de bienes inmuebles y construcción denominada Elizabet Trump & Son, que más tarde la renombró como Trump Organization, posteriormente fue accionista en los concursos de belleza Miss USA; rento su nombre para varios productos comerciales; fue integrante en el reality show de la NBC; hasta convertirse en uno de los principales millonarios de los EU y del mundo. Bajo esos antecedentes se incorporó a la política, logrando ser el presidente más poderoso de la tierra.
Estamos siendo testigos del inicio de un gobierno lleno de soberbia, arrogancia y con severas actitudes discriminatorias, racista y clasista; con una ideología de extrema derecha. Un gobierno comprometido con sus homólogos millonarios y multimillonarios quienes, por cierto, invirtieron gran parte de sus fortunas para hacer ganar a Trump y lo consiguieron, seguramente los capitales de todos ellos se incrementarán. Sin embargo, muchos empresarios no coinciden con ciertos proyectos del presidente, pues perderán a migrantes que representan una fuerza de trabajo buena y barata, además de ser excelentes consumidores. Incluso, el gobierno dejará de percibir excelentes contribuciones.
Ante tal situación y adversidad, México debe mostrar unidad entre los tres poderes a nivel federal, los gobiernos estatales y pueblo en general, para contrarrestar las arbitrariedades y locuras del nuevo presidente. Sorprendentemente existen connacionales que están a favor del excéntrico mandatario; incluso comparten la idea de la intervención gringa en nuestro país y así, como lo fue años atrás, seguir siendo su “patio trasero” o simplemente, sus receptores de dádivas. Estos esnobistas y/o malinchistas darían todo para que México fuese una colonia de USA y que el gobierno de nuestra primera presidenta, sea “aplastado”. Situación que veo difícil, pues Claudia Sheinbaum Pardo se ha mostrado congruente, inteligente y capaz en el manejo económico, político y social de la nación. En otras palabras, a algunos mexicanos no les interesa la soberanía, economía, libertad, estabilidad, desarrollo, progreso, población y cultura del país; solo les interesa enriquecerse y obtener canonjías o migajas por parte de un personaje psicópata, enfermo de poder o … ¿Usted qué opina?
PD.
La Obispa Mariann Edgar Budde le dijo en un acto litúrgico al presidente Trump: “En nombre de nuestro señor, le pido que tenga misericordia de la gente de nuestro país que tiene miedo…”. Respondiendo a la prensa cuando lo cuestionaron al respecto: “No pienso que haya sido un buen servicio, no. Podría haberlo hecho mucho mejor”.
Posteriormente la CNN USA informó: “Los manifestantes pacíficos que se encontraban justo afuera de las puertas de la Casa Blanca fueron dispersados con gases lacrimógenos, granadas aturdidoras y balas de goma. Todo fue, aparentemente, para que Trump pudiera visitar la iglesia”.
Estos ejemplos de respuestas y hechos excéntricos y fuera de todo acto humano, muestran lo que quieren impulsar quienes comulgan con la ideología de ultraderecha: Trump, algunos presidentes de otras naciones y aquí en México líderes que intentan formar partidos políticos, manejan discursos religiosos para lograr sus objetivos e intereses, nunca para el bien común; y como lo dijo la Obispa Budde, “…[utilizan] un mensaje antitético (repugnante) a las enseñanzas de Jesús”.