El obispo de Tlaxcala, Julio César Salcedo Aquino, señaló que “la política, si se lleva a cabo en el respeto fundamental de la vida, la libertad y la dignidad de las personas, puede convertirse verdaderamente en una forma eminente de la caridad”.

Lo anterior, en el marco de “la bajada” de la Virgen de Ocotlán, cuya procesión, como cada año, se detuvo frente a la presidencia municipal de Tlaxcala y cerca de Palacio de gobierno, donde el jerarca católico en la entidad emitió un mensaje dirigido a las autoridades civiles de la entidad.

Ahí retomó palabras del Papa Francisco para mencionar que “la función y la responsabilidad política constituyen un desafío permanente para todos los que reciben el mandato de servir a su estado, municipio o país y proteger a cuántos viven en él”, así como trabajar a fin de crear las condiciones para un futuro digno y justo.

Refirió que la peregrinación “se detiene siempre en este lugar (frente a la alcaldía capitalina) para agradecer y alentar a nuestras autoridades civiles en el trabajo que realizan por el bien común” y pidió paz para ellas.

Como cada tercer lunes de mayo, se lleva a cabo la peregrinación de la Virgen de Ocotlán, “la presencia de la virgen genera alegría, propicia la fiesta de la vida, no somos un pueblo huérfano, y más aún, este año es acompañada con la imagen de San José su esposo”.

Al tiempo, Salcedo Aquino hizo referencia al planeta “en el que Dios nos ha colocado” para vivir y al que, dijo, todos estamos llamados a cuidar con interés.

Agregó que la paz es punto de un gran proyecto político que se funda en la responsabilidad recíproca, la interdependencia de los seres humanos, pero también es un desafío que exige ser acogido día tras día. 

Y habló de las dimensiones de la paz, “la paz con nosotros mismos, rechazando la intransigencia, la ira, la impaciencia; la paz con el otro, el familiar, el amigo, el extranjero, el pobre, el que sufre atreviéndose al encuentro y escuchando el mensaje que lleva consigo”.