A pesar de los obstáculos que enfrentan campesinos de Ixtenco para preservar los maíces nativos, con tenacidad y orgullo siembran, cosechan y fomentan el cuidado y preservación de este alimento milenario y sus derivados.

Eso también es una exigencia para que no se permita el avasallamiento del maíz transgénico, que las grandes empresas no acaben con la producción de este alimento, que se siga consumiendo ese alimento y que los diversos productos que se desprenden sean parte del sustente de una comunidad que se niega a dejar morir las formas originarias de su producción.

La feria del maíz 2022, que tuvo lugar en Ixtenco del 9 al 11 de abril, fue una muestra del trabajo constante que realizan los habitantes de esa comunidad otomí, quienes muestran a propios y extraños el esfuerzo y resultado de un trabajo que les ha llevado años, que los mantiene de pie para mantener viva esa herencia agrícola.

La variedades de los granos y sus colores resaltan y son reconocidos, su trabajo y lucha se mantienen y buscan tener producciones que contrarresten la entrada de los transgénicos. Cada color es una historia y cada campesino tiene sus historias, todos unidos por el maíz.