La obesidad se caracteriza por una acumulación progresiva y excesiva de grasa, particularmente en el abdomen y por un incremento en el peso corporal, informó la coordinadora de Nutrición, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Tlaxcala, Xóchitl Juárez Guzmán.
“El sobrepeso y la obesidad en México son un problema que se presenta desde la primera infancia, es decir, entre 0 y 5 años. Al menos uno de cada 20 niños y niñas menores de 5 años padece obesidad, lo que favorece el sobrepeso durante el resto de su vida y los pone en riesgo de sufrir enfermedades circulatorias, del corazón y de los riñones, diabetes, entre otras”, comentó la nutrióloga.
Detalló que derivado del confinamiento de la pandemia por COVID-19, aumentó el sedentarismo en la población infantil, lo que significa un mayor riesgo en la pérdida de la salud, ya que se identifican a más temprana edad, los problemas de sobrepeso y obesidad. La edad de la población afectada inicia entre los 6 a 8 años, mientras que el grueso de los pacientes que inician un tratamiento, son adolescentes entre 13 y 15 años.
Las causas principales de la obesidad y el sobrepeso en niñas y niños son el consumo de alimentos procesados con altos niveles de azúcar, grasas trans y sal, así como de bebidas azucaradas que son muy fáciles de adquirir por su amplia distribución, bajo costo y su promoción en medios masivos.
La cantidad de actividad física que realizan los niños, niñas y adolescentes también ha disminuido y es un factor que amplifica el problema, debido a que pasan varias horas sentados frente a la computadora, por las clases en línea o por entretenimiento, sumada a la utilización de otros aparatos como: videojuegos, televisión, tablets y celulares, donde no gastan energía, misma que al no ser utilizada se convierte en grasa y se acumula en el organismo generando sobrepeso y obesidad.
“La genética también puede influir, ya que si los padres presentan obesidad o las madres durante los primeros 3 meses de gestación, existe la posibilidad que los hijos padezcan sobrepeso durante la niñez y/o adolescencia”, subrayó la especialista.
Precisó que para erradicar este problema de salud en la población infantil y adolescente, es necesario que los padres establezcan hábitos como: una alimentación balanceada; evitar bebidas azucaradas, alimentos ultra procesados altos en grasa, sodio y azucares; incrementar el consumo de frutas y verduras, así como de legumbres (frijol, lentejas) cereales integrales y frutos secos; siguiendo el plato del bien comer.
“La implementación del hábito de una actividad física diaria como: caminar, correr, saltar, andar en bicicleta o practicar algún deporte, durante 30 a 60 minutos para tener un gasto calórico; dormir mínimo 8 horas diarias y consumir ocho vasos de agua simple, permitirán tener condiciones óptimas de salud y una mejor calidad de vida”, precisó Juárez Guzmán.
Los factores culturales contribuyen a una correcta o mala alimentación, si los adultos siguen una dieta poco saludable y no hacen ejercicio, los niños y adolescentes seguirán esa forma de vida, pues tienden a imitarlos.
Es necesario considerar que la población joven que padece obesidad y sobrepeso en etapas tempranas de la vida, puede sufrir daños en su autoestima, provocando inseguridad o dificultad para relacionarse, ansiedad, depresión y pensamientos negativos.
Además, en algunos casos específicos se requiere del apoyo del nutriólogo, quien orienta a los padres y pacientes con menús de alimentación fijos en calorías, a fin de que los menores tengan un crecimiento y desarrollo armónicos de acuerdo con su edad y al mismo tiempo les ayuden a bajar de peso.
“Por lo menos, una vez al año los niños y adolescentes deben acudir al módulo de PrevenIMSS o con el médico familiar, para un chequeo de salud, donde sean medidos y pesados; en el servicio de nutrición pueden recibir asesoría por parte del personal Nutricionista Dietista que los ayude a llevar una alimentación saludable que favorezca su crecimiento y desarrollo”, finalizó la coordinadora.